viernes, 12 de noviembre de 2010

Brahim, una mirada de esperanza


Cuando Brahim te mira a los ojos, no hay escapatoria. Te enternece. Rehuye la mirada, busca parapeto, la timidez le embarga, como asegura su familia de acogida en Vélez-Málaga. Pero basta con sólo un instante para percibir un bonito sentimiento, que, lamentablemente, hace semanas brillaba por su ausencia: esperanza. Es el vivo rostro de la esperanza, de la ilusión por hacer lo que todo niño de 8 años quiere. Jugar, divertirse, reírse... en definitiva, vivir, experiencia que apenas ha podido comprobar el pequeño saharaui, admirador de su compatriota, el futbolista francés Zidane. “Él vino a Argelia y todos lo querían, mucha gente le llamaba, estuvo hasta el Rey de Argelia, su padre y su madre”, recuerda Brahim, que actualmente reside con Manuel Fresno, Loli Fernández Olmo y dos hijos adoptados por la pareja, Rahel y Tomas.

No paran de gastarse bromas, sobre todo el pequeño Tomas, un año menor que Brahim, que se adivina como un chico inquieto y cariñoso -no deja de agasajar a Brahim y al redactor de este periódico durante la charla en su domicilio de Camino de Málaga-. “Se llevan de maravilla”, asegura Loli Fernández, que colabora permanentemente con la iniciativa ‘Vacaciones de Paz’ que se emprende en numerosos países del mundo y que potencia en nuestra zona la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui. Cada verano familias de la localidad acogen durante dos meses (julio y agosto) a niños del norte africano, que posteriormente regresan a su país y a su realidad.

La enfermedad

El problema de Brahim Liman Nayem es serio, muy serio. “Vino a Vélez este verano desde Auserd, campamento de refugiados saharauis, para que lo viese un médico”, narra María Victoria Naranjo, integrante de la asociación. El pequeño permaneció con carácter temporal debido a que padece Xeroderma-Pigmentoso, una enfermedad genética no contagiosa en virtud a la cual su piel es demasiado sensible a la luz. “La melanina se concentra en cúmulos y se podía quedar ciego”, prosiguió Naranjo. Un convenio de Sanidad de la Junta de Andalucía con el Pueblo Saharaui ha permitido que el niño sea operado. “Le han operado ambos ojos y afortunadamente todo ha salido bien”, nos cuenta Loli Fernández Olmo. Sin embargo, para frenar esta enfermedad necesita una medicación a diario, mediante cápsulas y una crema especializada, cuyo coste asciende a 57 euros quincenales, que su familia saharaui no puede afrontar. “De ahí que la asociación haya seguido muy de cerca todo este tiempo la evolución médica de Brahim y ahora haya iniciado una campaña para recaudar dinero”, explicó María Victoria Naranjo. Los interesados pueden depositar su contribución en el CEIP Andalucía de 17,00 a 20,00 horas, mientras que también los padres de los alumnos pueden hacerlo a través de ellos. Esta grave patología conlleva un riesgo importante, y es que el niño debe permanecer lo más alejado posible del sol, ya que las radiaciones que éste emite pueden llegar a empeorar su estado.

“Tímido y noble”

“Se ha adaptado muy bien a nuestra familia”, se muestra muy contenta Loli Fernández Olmo, que califica a Brahim como un niño “tímido y noble”. El lastre de la enfermedad es pesado, pero sus padres de acogida resaltan la entereza del menor. “No ha cambiado su manera de ser por ello, es un niño más de 8 años, que quiere jugar y pasarlo bien”. Si bien ambos advierten una notable diferencia con respecto al resto de niños: “Aguanta mejor el dolor”, asegura Manuel Fresno, que sonríe emocionado cuando nos cuenta que el chico se lo pasa en grande con su equipación del Real Madrid, del que es un fiel seguidor. “Me gusta Casillas, es muy buen portero, yo juego con mis amigos, con Antonio, Álvaro, Raúl...”, comenta Brahim, que alterna miradas furtivas con una permanente sonrisilla angelical. “Y me encanta Cristiano”, apostilla en referencia al portugués Cristiano Ronaldo. Pero si hay uno que admira por encima de todos, nos lo dice él, sin siquiera sacar el tema. “El que me gusta más es Zidane, era muy bueno cuando estaba en el Madrid”, relata mientras se le ilumina la cara. Zinedine Zidane nació en el humilde barrio francés de La Castellane, en Marsella, pero su familia procede de muy cerca de dónde Brahim vive, Argelia. Incluso, es tanta la afición del niño por el fútbol que, junto a Tomas, entrenan en la Escuela de Fútbol Francisco Castejón de Vélez-Málaga.

Hay un instante en que el pequeño saharaui se levanta y se acerca a un sobre, que está depositado en la mesa. “No están aquí”. Rapidamente, nos enteramos de a lo que se refiere. Su padre saca unas entradas, nada menos que del Málaga-Madrid disputado hace unas fechas en la Rosaleda, en el que el conjunto blanco se impuso por 1 a 5 para deleite de Brahim, que vio el partido en el estadio. “Me lo pasé muy bien, vi a Cristiano y a Casillas y el Madrid marcó 5 goles”.

El niño fuerza la mirada, ya que todavía no se encuentra totalmente recuperado y esta es una enfermedad que aún persiste, de la que debe protegerse constantemente, de ahí que cuando va a la escuela, donde le adoran, vaya ataviado con gafas de sol y gorra. “Tengo muchos amigos, en el recreo jugamos a fútbol, a veces soy portero y otras defensa o delantero”, insiste sonriente, y hambriento, porque acaban de llegar del colegio. “Es verdad, todos le quieren mucho, siempre están pendientes de él, antes se reían algunos, pero ahora la verdad es que está muy contento”, admite Loli Fernández. “Cuando salgo todos los niños dicen ¡Brahim, Brahim!”, indica él.

“También hago los deberes, y me ha puesto Loli un 10”, responde cuando le decimos que si no los termina lo pondremos en el periódico. El balompié se lo lleva a casa, aunque matiza: “Sólo jugamos a veces, porque se embarca el balón”. Brahim vive en España desde junio, pero entre finales de noviembre y principios de diciembre volverá con su familia. “La echa muchísimo de menos”, asegura su madre de acogida. Muy pronto volverá a estar con ellos. Tenemos la oportunidad de hacer que su vida sea mejor.

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